El 8 de octubre de 1945, el General Eduardo Ávalos, uno de los llamados "cuatro coroneles" que tenían el mando efectivo del GOU, pidió a Edelmiro Farrell, entonces el tercer presidente de facto desde la Revolución del 43, que destituyese a Perón, quien fue detenido y llevado a la isla Martín García, y luego al Hospital Militar.
La respuesta no se hizo esperar. Disconformes con la medida amplios sectores populares marcharon a Plaza de Mayo y reclamaron la libertad de su líder. Desde las primeras horas de la mañana del 17, comenzaron a llegar columnas de manifestantes con banderas y pancartas a la Plaza de Mayo que venían desde Avellaneda, Lanús, Banfield, Quilmes, San Martín y muchos otros puntos del conourbano bonaerense.
Los manifestantes se convertirían en todo un símbolo de un movimiento nacional popular, y el más importante hasta hoy, "El Peronismo".
Dada la magnitud de la manifestación y el reclamo de la gente por su líder, los responsables del gobierno se vieron obligados a buscar a Perón para que calmara al pueblo. Esa noche, Perón salió al balcón a tranquilizar al pueblo que lo aclamaba. Y entre cánticos y gritos, agradecido por el apoyo, Perón emitió su discurso. "Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores, y siempre he sentido una enorme satisfacción, pero hoy siento un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de la conciencia de los trabajadores", señal".
Esto fué el 17 de octubre de 1945, donde se escribió otra página en la historia de Argentina, fecha que se convertiría en "El Día de la Lealtad" y en el nacimiento del peronismo como movimiento político y social.
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